EL HOMBRE DE NEGRO

El negro es símbolo de oscuridad, de tinieblas y de malos presagios. Sin embargo, el presente relato  escapa a ese prototipo maligno y se acerca a la infinita bondad que conservan muchas personas a pesar de las tristezas que les depara la vida. La historia es la siguiente:

            El protagonista de esta historia era dueño de una gran propiedad donde criaba numerosos animales, razón por la cual debía viajar continuamente a Hualqui por asuntos de negocios. En una de esas oportunidades conoció a una hermosa señorita de la cual se enamoró profundamente. Sin embargo, aquella dama tenía el defecto de ser muy pretenciosa y materialista, y sólo cuando supo que su pretendiente poseía una no despreciable cantidad de bienes, comenzó también a corresponderle. De este modo poco a poco lo fue aceptando, más por interés que por amor, y al cabo de un tiempo decidieron casarse para terminar con la soledad en que vivía aquel hombre en su campo. El matrimonio fue como esos festejos antiguos, con una gran fiesta y muchos invitados venidos de todas partes. Y para la luna de miel viajaron a muchos lugares desconocidos. Todo iba bien en los primeros tiempos, hasta que regresaron para vivir en aquella gran propiedad que tenía el esposo en el campo. La hermosa mujer desde el primer momento no pudo adaptarse a la vida tan dura y sacrificada de aquel lugar, y de nada la consolaron los continuos viajes a Hualqui con la intención de ver a sus padres y amigos pues, al contrario, su desdicha se hizo más grande. Y como además no sentía un verdadero amor por su marido, comenzó poco a poco a reclamarle para que se fuesen a vivir al pueblo.

            Convencido de que no podía abandonar sus tierras, el marido trató vanamente por convencerla para que se quedara en aquel lugar. De este modo pasó el tiempo, hasta que cierto día su mujer viajó a Hualqui para realizar algunas compras prometiéndole que volvería al anochecer.

            Llegó la tarde y luego la noche y la mujer no regresó. El hombre, desesperado, continuó esperándola junto al camino al día siguiente, pero tampoco la vio llegar. Desde entonces la gente cuenta que por aquellos caminos se aparece un misterioso hombre de negro que espera con infinita paciencia y amor a su querida esposa que nunca regresó. Cuentan también que muchos lugareños, a quienes la noche los sorprende en el camino, aseguran haberse encontrado con aquel hombre que, sin hacerles daño, les pregunta con el rostro lleno de tristeza por su amada esposa.

            Mientras tanto, la tarde cae sobre el campo y la noche se vuelca sobre los innumerables caminos que atraviesan aquellos bellos parajes de la comuna de Hualqui,  haciéndose aún más oscura con la presencia de aquel hombre de negro.-